Democracias occidentales, ese sistema, de momento el menos malo, que empeora a pasos forzados cuando los incentivos perversos afloran. Políticos desean el poder para poder transar a sus anchas, corruptelas, dinero, poder, influencia, puertas giratorias… El avance del país solo si apoya sus objetivos verdaderos.
No obstante es sano no medir con la misma vara a políticos en la oposición y a políticos en el poder. La de los gobernantes ha de ser más estricta: les hemos dado la confianza para gestionar nuestro patrimonio nacional y llevarnos a buen puerto. Con ellos, exigencia máxima, escrutinio máximo. La mujer del César no solo ha de ser casta, sino parecerlo.
A la oposición le pagamos para que realice ese escrutinio a tiempo completo. ¿Los tenemos que vigilar? Claro, pero especialmente para que apoyen medidas que van en beneficio de todos mientras denuncian las que no cumplen con esto. En principio no son capaces de meter mano a la caja común, no nos pueden robar así. La exigencia o la vara de medir es más corta mientras sigan fuera del poder. En cuanto ganen… cambiamos de criterio.
Por eso me revientan todos esos argumentos de tú más y tú también. No es lo mismo. No se puede dejar robar a las izquierdas porque digan que en algún momento la derecha también lo hizo. Nuestro presidente del gobierno es del PSOE y nuestros ministros y secretarios de Estado en su gran mayoría, también.