Esto a los que fuimos criados en España ya no nos va a pasar, pero imagínense la escena: chancla en mano, la mamá se acerca furiosa al chamaco mientras exclama: “¡no te la vas a acabar!”
La verdad todavía no he descubierto a qué se refieren con ese pronombre “la”, pero que le va a caer un regaño y un castigo monumental al travieso niño, eso se los puedo asegurar.
Y por cierto: un chamaco = un crío.