Cuando la trayectoria vital de todos los humanos se digitalice y toda la caballería del “machine learning” determine dónde hay en realidad relaciones causa-efecto, nuestros descendientes se reirán de las pavadas que se explican hoy en las facultades de medicina y que los médicos a su vez nos explican a todos, y se horrorizarán de la arbitrariedad de los rangos de variables fisiológicas en las que intentamos mantenernos a base de intoxicarnos con fármacos. Será como cuando nosotros pensamos en los médicos de la edad media y sus técnicas de uso de sangrías y sanguijuelas.