Ese momentazo en que Gavin Belson despide a todos los empleados de su división Nucleus. Ese súper momentazo cuando compra Endframe, la start up creada por esos empleados despedidos, y en su discurso de bienvenida les suelta que el error de Hooli había sido “mirar hacia dentro en busca de talento” y que con Endframe lo corrige “mirando hacia fuera”. Silicon Valley es más real que la vida misma. Y no solo sucede en las tecnológicas.