Leo sobre Eurovegas. Leo en la prensa el interés de los políticos catalanes y madrileños por acoger este desarrollo en sus territorios, y leo el rechazo frontal con el que muchos ciudadanos acogen la oportunidad.
Como ya saben, estoy por cumplir los 40 y me ha dado un ataque tremendo de pragmatismo y cinismo. A ver. Hagamos historia y repasemos cómo le va a los otros dos lugares en el mundo que acogen instalaciones semejantes. Las Vegas. Ex enclave mormón, parada de diligencias en ruta hacia el Far West, empezó a tomar importancia cuando la legislación local cambió para que se pudieran establecer lugares de juegos de azar (“gambling”). Cacho de desierto inhabitable de no haber sido por los casinos y la industria que les sirve. Macao. Fumadero de opio por excelencia desde tiempos inmemoriales, a partir su anexión a la República Popular de China esta bellísima ex colonia portuguesa ha encontrado la prosperidad en el segundo gran vicio chino: los juegos de azar. Ahora veamos una de las candidatas a albergar EuroVegas: Barcelona. ¿Qué decir de la industria turística de Barcelona? Sí, mucha gente hace fines de semana largos admirando su historia y paseando por sus mágicos rincones, pero para ver de qué va de verdad el turismo en la ciudad… cómo se lo puedo explicar… A ver, con una canción: Johnny, ¡la gente está muy loca! Es pues lógico e ideal, diría yo incluso que es de cajón y ya se tardaban en proponerlo, que si el destino ya es de puro placer, diversión y ocio, acoger el turismo menos intrusivo y que más dinero aporta a las arcas públicas: el de los mega casinos.
No conozco Las Vegas, pero sí conozco Macao. Y las similitudes con Barcelona son un montón. A Macao, hermosa como pocas y como decía antes, con una larga historia en la industria del vicio-placer, llegan los “businessmen” de la pudiente región china de Cantón y los estresados “brokers” de Hong Kong en apenas una horita en ferry. A Barcelona podrían llegar los “millonetis” de los centros financieros de Frankfurt y Londres en apenas una y media pasada de vuelo. De ahí, taxi rapidísimo al hotelazo 5 estrellas con casino donde se hospedarán hasta su regreso a casa. En el casino, beber y jugar, beber y jugar, y otras cosas con las que no estoy de acuerdo pero que raramente trascienden de esa zona (al revés de lo que pasa con eventos más “serios” como las ferias profesionales tipo Construmat y 3GSM, “agosto” de meretrices de toda la geografía nacional y que acuden en masa al centro de la ciudad). Taxi de vuelta al aeropuerto (o al puerto, en el caso de Macao) y para casita. Algún jugador se escapará y visitará el centro histórico, pero serán los menos. Este tipo de turismo simplemente genera dinero y encima hace que se utilicen a plena capacidad infraestructuras infra-utilizadas como el nuevo aeropuerto de Barcelona, de esta manera recuperando el ciudadano algo de dinero al enjugarse la deuda pública que ha supuesto esta inversión.
¿Dónde está el problema en que baldíos como el de Gavà y Castelldefels se conviertan en esas odas al derroche como son los hoteles/casinos Wynn, Sands, o el impresionante Venetian?
Yo también preferiría que se desarrollase un “Silicon Valley” en esta ciudad, pero tenemos en contra la mentalidad y la formación de buena parte de mis conciudadanos. Donde el ideal es ser funcionario, tener un “puestito”, un salario fijo, complicaciones las justas, y donde al que tiene vocación de ganar dinero se le dice de todo no puede florecer un foco de innovación y de emprendeduría. Es imposible.
Si está cantado que vamos a seguir siendo la capital de la fiesta en Europa, ¿por qué semejante rechazo a los casinos, a Eurovegas? No lo entiendo.