Y mientras tanto, en el gobierno del PP de Rajoy, 14 meses sin hacer nada, siguiendo la táctica del avestruz haciendo como si no pasa nada, como si el problema fuese a desaparecer a base de ignorarlo.
Por un lado tienes el gobierno de la autonomía más rica del país invirtiendo todos sus esfuerzos y más por modular la opinión pública hacia la independencia – esto no es casualidad ni es espontáneo, está todo perfectamente coreografiado, los cambios de tendencia en los medios informativos más populares en Catalunya fácilmente identificables tirando de hemeroteca (agosto 2012), por poner un ejemplo. Por el otro tienes un gobierno central que no hace absolutamente nada para gestionar la situación. Esta indolencia debería ser motivo suficiente para echarlos. Y cuando dicen algo, es algo a contrapié y claramente contraproducente hacia una gran cantidad de población a la que se ha predispuesto a sentirse ofendida y agredida. Esta incompetencia debería significar expulsión directa de las funciones de gobierno. Se echa mucho de menos el talante del gobierno de ZP. Como muestra un botón: a personajes incendiarios como el ministro Wert en cualquier otro gabinete lo hubiesen despedido hace tiempo. El tío tiene la capacidad de convertir leyes e iniciativas que son hasta razonables si las piensas friamente en tremendas trifulcas: ¿cuál es el problema de garantizar que la ínifima minoría de niños temporalmente desplazados a Catalunya no pierdan un año escolar por el cambio de lengua vehicular de la enseñanza que implica el traslado? ¿de qué manera afecta esto a la lengua catalana? Y ya puestos, ampliar las horas lectivas de lengua castellana una hora a la semana tampoco es tan funesto. El tío es un bidón de gasolina agujereado y en caso de peligro de incendio habría que mandarlo lo más lejos posible. ¡Por Tutatis! ¡Si hasta Aznar dijo en su momento que “hablaba catalán en la intimidad”! No debería ser tan difícil levantar tanta polémica en torno a un asunto tan sensible y cercano al corazón de las personas como éste, o al menos se debería intentar no polemizar por polemizar. ¡Qué gran trabajo está haciendo el PP para empujar a tanta persona catalanista, razonable y mesurada “y hasta con amigos madrileños” a poner una estelada en su balcón!