En uno de los ordenadores ya me ha caído el navegador Edge basado en Chromium. Echaré de menos el Edge clásico. Está claro que para Satya Nadella el sistema operativo (desktop y móvil) y todos sus aperos se han convertido en una commodity por la que no vale la pena una guerra de navegadores. Todos salimos afectados: menos variedad y menos competencia en la herramienta principal a la hora de acceder a Internet. Casi todo en manos de un agente que podrá modificar a placer la lente a través de la cual accedemos a la información. Google ha ganado esta partida.