Ayer comentaba sobre el chico que “tiene dos carreras y limpia lavabos en Londres” de un modo vehemente y quizás algo bestia. Después de pensármelo un poquito, y pese a que mantengo mi conclusión (“olvídate de tus carreras y apúntate a un cursillo de algo útil”), voy a rebajar el tono de mi diagnóstico.
Es posible que su uso del término INMIGRANTE no fuese una reflexión de lo que él pensa y que quizás está criticando al gobierno del PP cuando sus miembros burdamente intentan marear la perdiz ante el grave problema del desempleo (en general y el joven en particular) afirmando que los que se van fuera es por gusto, es por divertimento, es por tener una experiencia vital, y no porque es para ellos la única manera de incorporarse en el mercado laboral. Si Benjamín se expresaba así para decirle a Fátima Báñez que los jóvenes españoles que abundan por Europa no se han ido por gusto sino para disponer de oportunidades de trabajar y de salir adelante, una disculpa por mi parte. Sí sabes lo que significa inmigrante.
El resto del discurso para mí sigue igual: para evitar grandes desilusiones, nadie hoy en día debería esperar encontrar un trabajo “para toda la vida”, ni un trabajo remunerado al mismo nivel que se remuneró a nuestros jubilados de hoy. Eso ya no existe. Los títulos universitarios no te dan empleo, lo que te lo da es lo que sepas hacer, la experiencia demostrable que tengas, y tu actitud ante la vida. Para adquirir esa experiencia no necesesitas un empleo remunerado, y no estoy siendo cínica, simplemente realista. Hay opciones de voluntariado, de unirse a proyectos ya en marcha, o de empezarlos tú mismo. El día tiene 24 horas y uno tiene la posibilidad de escoger en qué las ocupa: ver la tele, tomar cañas con los colegas o actualizar el Facebook son actividades también sin remunerar, y desde luego ésas no te acercarán a ser empleable. Dentro de la gravedad de la situación, y la responsabilidad obvia de nuestros mandatarios, sí es cierto que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para ser empleables, o para encontrar nuestro “hueco”, una actividad por la que cobremos que nos permita salir adelante.
Lo del nivel de inglés de nuestros titulados universitarios en este país es una vergüenza y un escándalo, y no culpen a los políticos, ni a los profes, ni a la luna, ni a nadie – nunca ha habido tanta posibilidad de exponerse al idioma de forma gratuita: a leer medios en inglés, a escuchar todo tipo de videos sobre cualquier temática en YouTube, a ver películas en versión original. Además nunca hemos tenido a tantos extranjeros entre nosotros, nunca ha sido tan fácil hacerse amigo de un “guiri” y intercambiar conversación.
Y en lo que corresponde a irse al extranjero: ¡Cuánto daño ha hecho “Españoles en el mundo”! Antes de tomar el avión hay tanto que hacer. Si no se quiere ir a la aventura, sino a encontrar trabajo, primero… tienes que hablar inglés. Vean el párrafo de arriba con ideas para lograrlo. En segundo lugar, ¿por qué Londres? Hay que investigar ubicaciones donde haya probabilidades de encontrar trabajo. Se entiende que “trabajo de lo tuyo”, pues investiga en qué lugares del mundo se necesita “lo tuyo”. Después contacta a personas de tu gremio en ese lugar candidato, o al menos lee todo lo que puedas (¡Internet es grande!). Busca ofertas de empleo. Envía currículums. Tantea el terreno. Haz números. Averigua qué requerimientos hay para tu traslado. Cuánto cuesta la vivienda. Haz planificaciones, decide en qué ocuparás los días una vez llegues. Quizás no aciertes, pero al menos no dejarás pasar los días, los meses y los años malviviendo, en trabajos precarios limpiando WCs, pasando el poco tiempo libre con paisanos tuyos tomando birras y despotricando. Emigrar es un proceso muy duro y laborioso, es de valientes, quien lo logra es ya por ello muy valioso y debería ser capaz de alcanzar sus objetivos, siempre que los tenga y siempre que sean razonables. De verdad, ¡Tomar el avión y soportar el frío clima es lo de menos!
Genial: “El día tiene 24 horas y uno tiene la posibilidad de escoger en qué las ocupa: ver la tele, tomar cañas con los colegas o actualizar el Facebook son actividades también sin remunerar, y desde luego ésas no te acercarán a ser empleable”
¡Gracias, pululante! 🙂
Dos días cone sta pestaña abierta, yo sabía que había que leer antes de cerrar… el trabajo (¿mi trabajo cuenta como «trabajo de lo mío» ;)?) no me dejó ir a por ello antes. Muy buen post 🙂
Sí que es tonta la expresión “trabajar de lo mío” y además ahora cuánto daño hace… veo que ambos lo escribimos siempre entre comillas 😉
La última de inmovilismo la he oido en el trabajo. Un compañero comenta que su hijo, estudiante de arquitectura, se ha matriculado de pocas asignaturas para “retrasar la fecha de salida al mercado laboral, para dar tiempo a que se arregle la situación, porque él no quiere irse a vivir fuera de Barcelona”. Menos mal que no he sido madre, porque si estuviera en el lugar de mi compañero, yo hubiese corrido a gorrazos a semejante haragán… ¿En mi entorno? Se le halaga por lo listo que es su chaval. Es el colmo…